“¡Padre, no lograste destruir mi futuro!

Tengo 14 años y odio mi vida. Ya no soporto verlo, no soporto más dormir con miedo, miedo por lo que me pueda pasar a mí, a mi hermanita y hermano, o a mi pobre madre.

Mi pobre madre, veo la desesperación en sus ojos, siento el grito de auxilio en su voz, siento el miedo en sus manos temblorosas, veo en sus ojos que está aterrorizada cada vez que oye que la puerta se abre.

Creo que mi madre, después de tantos años, tomó una decisión, pero tiene demasiado miedo para hacer algo. Ella no puede ir a la policía porque allí lo conocen todos, es un lugar pequeño así que todos se conocen entre sí, no puede hablar con su familia porque no la entenderán, dirán: “¡Es el padre de tus hijos!”. “¿Cómo vas a dejar a tus hijos sin su padre?”

Ella está luchando todos los días para sobrevivir, mental y físicamente y me muero por dentro verla así, y no poder hacer nada. Me siento tan impotente. Escucho a mi mamá llorar todas las noches, después de que nosotros nos vamos a la cama y ella piensa que ya estamos dormidos, y la casa está en silencio porque él volvió a salir a tomar algo en el bar.

Se sienta junto a su cama, se arrodilla y comienza a rezar. Una vez que hace esto, sus lágrimas brotan instantáneamente. Me acerco a ella, le doy un abrazo y le digo que, sea lo que sea que decida, yo estaré a su lado. Ella comienza a llorar más fuerte.


Creo que esta es su única forma de dejar salir todo, toda la frustración y su impotencia de no poder hacer algo para cambiar esa situación. Ella no puede hablar con nadie al respecto. No la apoyarán y si él se entera de que ella está pensando en dejarlo, la situación empeorará mucho más. Creo que es capaz de todo.

Voy a la escuela todos los días con miedo, con miedo de que la policía llame al director informándome que algo malo pasó en casa, que mi madre o mis hermanos están en el hospital, con miedo que mis compañeros de la escuela noten los moretones en mi cuerpo. Debo tener cuidado cuando tenemos deporte y necesito ir a cambiarme juntos con ellos. ¿Y si lo van a ver?

Ayer vino otra vez borracho a casa y volvió a pelear con mi madre, a pegarnos a todos y a romper todo en la casa.

A veces solo desearía poder ser un niño normal, tener una vida normal y hacer las cosas que hacen los niños de mi edad, como ir al cine, ir a jugar al fútbol, ​​reunirme con amigos y no tener miedo de que cuando llegue a casa él comience a golpearme. Y no puedo hacerle esto a mi madre porque no tiene dinero. Ya estamos luchando por tener las cosas básicas como comida y si me atreviera a pedirle dinero a él, me mataría, me golpearía.


Un día volví a casa de la escuela y encontré a mi madre muy nerviosa y haciendo las maletas. Ella nos dijo a mis hermanos y a mí que empezáramos a empacar inmediatamente las cosas básicas porque nos iremos de allí y que no necesitamos olvidar nada porque, si todo va bien, nunca más volveríamos a este lugar.

No me puso triste que tuviéramos que irnos. Odiaba ese lugar. Solo tenía malos recuerdos allí y, finalmente, saldremos de esa pesadilla en la que todos vivíamos.

Y nos fuimos . . .

Todavía recuerdo ese día como el día en que todos tuvimos la oportunidad de comenzar una nueva vida. Tuvimos que dejar la ciudad, eso es cierto y dejar atrás todos los lugares y personas que conocíamos, pero fue la mejor decisión que pudo tomar mi madre.

No sé cómo se las arregló, pero alquiló un piso en otra ciudad, a pocas horas de nuestra casa. Si a esa casa la puedes llamar hogar. Yo necesite dejar ir a la escuela para empezar a trabajar y ayudar a mi madre. Pero eso fue poco comparado con el enorme sacrificio que ella ha hecho por nosotros.

No tengo un título universitario, ni siquiera tuve la oportunidad de ir a la secundaria, así que tuve bastantes dificultades para poder encontrar un buen trabajo. Pero de alguna manera, me las arreglé. Y ahora estoy feliz con la vida que tengo y que pude cuidar de mi mamá – mi héroe.

Más de diez años pasaron y vuelvo a las raíces. Ahora ya no hay peligro. Soy un hombre mayor y puedo defenderme solo. Puedo continuar mi vida de manera opuesta a la de mi padre.

Tengo dos hermosos hijos que los amo y los aprecio más que a mi propia vida, y respeto a las mujeres más de lo que mi padre las respetó durante toda su vida.

¡Hoy te perdono! Hoy estoy agradecido. Padre, me mostraste de una manera muy dura, cómo nunca debería vivir mi vida, cómo nunca debería tratar a los demás. ¡Esto es gracias a ti!”

Estoy aquí ahora mismo escribiendo la historia de otra persona, un amigo de una amiga. Me impresionó tanto su fuerza que decidí compartirla aquí con vosotros. Una persona, habiendo vivido en un ambiente tan tóxico, ha podido encontrar la fuerza para decidir que no quiere vivir así, no quiere ser como su padre, y renuncio a su futuro a una edad tan temprana para poder mantenerse a sí mismo, su madre y sus hermanos.

No nacemos siendo una mala persona, eres como una página en blanco que se escribe con el tiempo, las experiencias y la gente te enseña a ser como eres y, si no manejas adecuadamente tus propios asuntos y problemas, puedes llegar a ser una persona así: tóxica e infeliz con todo lo que te rodea y empiezas a lastimar a los que están a tu lado.

Todos estamos bendecidos con la vida que tenemos, algunos más y otros menos, pero después de un tiempo, cuando ya somos mayores, depende solamente de nosotros cómo decidimos ser y qué queremos ofrecer a la gente – tú mismo te defines como la persona que eres o quieres ser, no los demás.

Versión en ingles: https://journeywithmada.com/story-nr-12/

Versión en rumano: https://journeywithmada.com/povestea-nr-12/