Los comienzos son siempre bonitos, ¿no es verdad?
Después de un agradable verano juntos, conociendo a sus amigos, divirtiéndose, conociéndose el uno a otro, ella necesita regresar a su país y continuar con sus estudios. Puede ser que ha sido solamente un amor veraniego.
Ambos continuaron con sus vidas, separados, como si nada de eso hubiese pasado y sin ningún tipo de contacto. Dos países diferentes, diferentes formas de vida, planes distintos de futuro y expectativas. ¿Quién sabe si algún día van a volver y reencontrase?
Un año después terminó sus estudios y decidió mudarse al extranjero para estar con su familia. Solo unos días antes de su vuelo, él la contacta y se ofrece ir y recogerla del aeropuerto. Ella acepta. Pensó que era un gesto bonito de su parte, eran solo dos personas que en algún momento del pasado compartieron unos momentos bonitos. En el camino del aeropuerto, se detuvieron para un breve descanso y cuando regresaban al auto, él la detuvo, se perdieron con la mirada en los ojos del otro y se besaron.
Desde ese preciso momento se quedaron juntos y comenzaron una feliz relación. ¿Pero era verdaderamente felicidad?
Muchos hermosos recuerdos. Pero espera . . .
El tiempo pasa y estar enamorado no dura para siempre y amar a alguien simplemente no es suficiente. Ella era feliz o al menos eso creía.
Esto era su normalidad; ella no podía comparar con otras relaciones porque ella nunca había tenido otra. Era muy joven, inexperta, e ingenua.
Para ella era normal tener una rutina muy pesada y concentrarse principalmente en el trabajo, en su negocio, y tener tiempo para sus amigos solamente los fines de semana, y esto cuando no estaba exhausta mental y físicamente debido a todo el estrés en el trabajo. Era normal para ella poner cierta distancia entre ella y su familia porque tratarían de aconsejarla que tenga cuidado con todo lo que estaba pasando. Solo querían que ella fuese feliz. Era normal que fuera ella la que se encarga de todo en la casa, y no tener tiempo suficiente para ellos como pareja porque el trabajo le estaba absorbiendo toda su energía y todo su tiempo.
Debería haber acabado con la relación cuando comenzó a notar que ya no saldrían juntos. Pero ella quería darle libertad y dejar que disfrutara con sus amigos. Pero siempre salía solamente con sus amigos, todos ellos solteros, y nunca la invitaba a ir. Ella se quedaría en casa.
Debería acabado con la relación cuando ella comenzó a notar que él siempre estaba escondiendo su teléfono al recibir algún mensaje. Ella debería haber tenido el coraje de hacerle preguntas.
Ella no quería ser desconfiada y quería con toda su alma fiarse de él, creerle cuando él le decía que todo estaba bien. Ella pensaba que tenía paranoia y que todo eso era causa del estrés del trabajo y todas las facturas que seguían sin pagar.
Debería haber acabado con la relación cuando comenzó a ver fotos de las fiestas en las redes sociales donde él estaba con otras mujeres. Debería haber sabido que lo que estaba sucediendo no era lo normal. Ella no quería enfrentarse a él; ella simplemente no estaba lista para escuchar la verdad. Tal vez fue eso. Ella quería creer que él es un hombre adulto, lo suficientemente mayor como para saber lo que estaba haciendo y ser responsable. Ella quería ser una niña positiva (todavía era una niña) y pensar que él no iría más allá de los límites. Ella sabía que nunca sería capaz de hacerle esto, tener algo con otra persona mientras estaba en una relación, por lo que, ingenuamente, pensó que él tampoco.
Debería haber acabado con la relación cuando sus amigos y familiares comenzaron a aconsejarla más y más a menudo y decirle de tener cuidado porque algo no estaba bien. Ellos estaban muy preocupados por ella. Debería haber reunido suficiente coraje como para hablar con él y confrontarlo con todas las cosas que ella observaba en su comportamiento y en sus actos. Ella no quería aceptar que los demás pudiesen tener razón y una vez que expresara en voz alta todos sus miedos y todas sus pesadillas pueden hacerse realidad.
Debería haber acabado con la relación cuando él dejó de hacerle cumplidos. Ella debería haber imaginado que ya no había amor y eso era verdad; ya no había amor. Ella había perdido el amor propio y comenzó a culparse por todo lo que estaba sucediendo.
En ese preciso momento, debería haber tomado una decisión, a pesar de que era extremadamente difícil aceptar que estaba equivocada todo este tiempo. Había aceptado tantas cosas y había guardado silencio durante demasiado tiempo. Todo esto no fue nada fácil, así que, en lugar de culparlo a él, ella comenzó a culparse a sí misma.
Debería haber acabado con la relación cuando se despertó una noche y no podía respirar regularmente, debido a todo el estrés, y él no estaba allí con ella.
Debería haber terminado con la relación cuando se dio cuenta de que lo llamaría para que volviera a casa de la fiesta para poder llevarla al hospital, pero él llegaría una hora más después. En ese preciso instante ella debería haberse ido y nunca jamás mirar hacia atrás.
Debería haber acabado con la relación cuando él llegaría a casa y se iría directamente a dormir sin siquiera mirar si ella estaba bien, durmiendo en el sofá. Fue la gota que llenó el vaso.
Esa noche la marco para siempre. Un recuerdo que nunca olvidará y le enseñará una dura lección. Pero, se dará cuenta de todo esto unos años después.
En ese preciso momento, ella todavía tenía una fuerte voluntad y testarudez de intentar que la relación funcionara. Después de tantos años, ella no quería darse por vencida. Renunciar a él, a su relación, a su hogar, a su negocio, a toda su vida que había construido hasta ese momento. Ella había invertido demasiado. Y su orgullo estaba por encima de su amor propio, por encima de su salud. Era extremadamente difícil aceptar que ya no era feliz en esa relación, ya no era sano. Ella ofrecía demasiado y recibía tan poco a cambio.
Hasta que un día, cuando va a encontrar todas las pruebas, todas las conversaciones, todos los mensajes, todas las fotos, y va a ser capaz de verlo con sus propios ojos. Pero hasta que descubra todo esto y tome la difícil decisión de romper con él y ponerse a ella misma en un primer lugar, tendrá que pasar más tiempo, y esta será otra historia.
¡No seas cobarde y no sigas en una relación que ya no sana para ti!
Estoy aquí ahora mismo recordando todo esto y mirando hacia atrás no cambiaría nada.
Te preguntarás por qué, por supuesto. Todas estas experiencias me ayudaron a convertirme en la persona que hoy soy. Y estoy increíblemente feliz con mi manera de ser. Aprendí mucho e intenté no cometer los mismos errores.
En ese momento pensé que lo que hacía era lo correcto. Después de dejar todo eso atrás, necesite unos cuantos años para poder empezar a amarme y aceptarme, así como soy. Todavía sigo en el proceso. Creo que este proceso de uno aprender a amarse a sí mismo nunca debería acabarse.
Me di cuenta de que estar en una relación, una que sea una sana y feliz, es un regalo que la vida te da, una cantidad extra de felicidad, pero para nada es una necesidad. Eres responsable para encontrar y crear tu felicidad.
Estoy compartiendo esta historia contigo. Necesite buscar muy adentro para poder encontrar las palabras adecuadas para describir mi versión sin herir a nadie y aun así, teniendo respeto hacia la otra persona.
¿Te estás identificando con alguna de las situaciones descritas aquí? ¿Cuál es tu historia?
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Povestea nr. 2 – Journey with Mada
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