¡Las oportunidades llegan cuando menos te lo esperas!

Tres meses después de haber decidido dejar atrás España y seguir el amor, se despierta una mañana, en un país que no era el suyo, donde no entendía ni hablaba el idioma, donde no conocía a nadie, y donde se sentía traicionada. Ella va a intentar ignorar su corazón roto, encontrar coraje para hacerse cargo de su vida y seguir adelante. ¿Hacia dónde? Ella aún no lo sabía. Se daría cuenta de alguna manera en el camino. ¿Cómo? No tenía idea, pero comenzaría de algún lado. Ella no quería volver con su familia y escuchar cosas como: “¡Ya te lo dije!” o “¡Tenía razón!”.

El primer año fue una experiencia hermosa, trabajar con niños y conocer gente increíble; personas que con el tiempo se convirtieron como alguien de su propia familia. Siempre decía que allí encontró a su segundo hogar. Se sentía bendecida.

Ella llevaba viviendo en Alemania un año ya. Después de haber logrado aprender el idioma para ser capaz de tener una conversación básica, decidió que quería conseguir un trabajo a tiempo completo y alquilar su propio piso. Ella iba a trabajar como camarera. Lo primero que encontró.

Ella amaba su trabajo porque debido a eso había conseguido todo lo que ella tenía allí. Sabía que era un cambio enorme de pasar a no tener casi nada y lograr tanto en tan poco tiempo, y eso estando en un país extranjero. Era también la mejor manera para que ella pudiera mejorar el idioma, incluso si al principio se equivocaba y pensaba que un cenicero era el nombre de una cerveza. ¡Intenta aprender alemán y lo verás!

Había conocido gente nueva, había conseguido alquilar su propio piso, para ella sola, pero era algo al que podía llamar su hogar. Logró hacer amigos y comenzó a disfrutar de la vida allí. Al final, no fue tan mala decisión renunciar a todo lo que tenía en España y mudarse a Alemania. Ella estaba orgullosa de sí misma. Poco a poco y sin la ayuda de nadie, fue capaz de construir algo por sí misma. Debido a esto, ella realmente estaba disfrutando su trabajo. Tener esos pequeños logros, pero para ella significaba todo, representaban el mundo entero que ella había construido allí. Un año más pasó muy rápido.

Era hora de hacer un cambio, de buscar algo diferente. Ahora tenía un nivel mejor de alemán, por lo que buscaría algo en otra área. Ella ya había comenzado a preparar su currículum e ir a por ello: búsqueda de empleo. Estaba feliz y confidente de lo que el futuro tenía planeado para ella.

Un día, mientras estaba en el trabajo, ayudaría a sus colegas con sus mesas. Ella tenía la suyas bajo control, así que les echaría una mano. Le encantaba trabajar con gente, así que no faltaba la sonrisa en su rostro. Mientras servía una mesa que ni siquiera era suya, las dos chicas que estaban sentadas allí establecieron una conversación con ella. Eso fue muy raro, pero le preguntaron si estaría interesada en cambiar de trabajo y tener una entrevista para un puesto de gerente en una tienda de ropa. ¿Por qué estas dos chicas harían algo así? No tenía ni la más mínima idea. Ella se quedó perpleja ante la propuesta, pero la aceptó de inmediato. No tenía nada que perder. Ella ya estaba pensando en cambiar de trabajo.

Más tarde le explicaron que la razón por la que decidieron preguntarle era debido a que llevaban observándola todo el tiempo, cómo hacia su trabajo, cómo se comportaba y hablaba con los clientes, con sus compañeros, cómo se darán cuenta en el tiempo que llevaban allí de que ella realmente disfrutaba estar allí y también disfrutaba hacer su trabajo.

Si hasta ese momento no creía en milagros, ese era uno de esos momentos donde la vida te demuestra que puedes estar muy equivocada.

Ella ha ido a la entrevista, extremadamente emocionada, y les contó su historia y su previa experiencia laboral. ¿Y adivina qué? ¡Ella consiguió el trabajo! Ni siquiera podía hablar alemán bien y consiguió el trabajo. Ella llevaba solo dos años en Alemania y le dieron esa posición. ¡Difícil de creer!

Incluso si tenía dudas, porque podemos ser nuestro peor enemigo a veces, ella aceptó el trabajo. Ella se arriesgó, aunque tenía miedo a fallar. Sin arriesgarse en la vida no ganas nada, se diría a sí misma. En ese momento comenzó la aventura. La mandarían por las próximas dos semanas de regreso a España, su amado país “adoptivo” para recibir su formación. Luego la mandarían a visitar la sede en Italia y participaría en varios eventos de la compañía. Se sentiría tan segura de sí misma y no se arrepentiría de su decisión. Volvería con perspectivas tan positivas y lista para conquistar el mundo.

En un mundo perfecto, con personas perfectas, en circunstancias perfectas, habría sido un sueño hecho realidad. Y lo fue, de hecho. Porque más tarde, debido a esa posición, ella tendrá más oportunidades laborales. Pero no estamos viviendo en un mundo perfecto y nosotros, como seres humanos, tampoco somos perfectos. Pero el camino estaba lleno de baches y ha sido una lección para ella, aprendió mucho.

Algunos compañeros estarían ansiosos por tener ese mismo puesto. Y tenían todo el derecho del mundo debido a la experiencia. Entonces, comenzarían a planear en contra de ella, comenzarían a burlarse de ella por el idioma y su acento, no vendrían a trabajar solo para causar problemas con el horario y también intentar causarle problemas con el jefe, o vendrían, pero no harían su trabajo. Todo esto, a sus espaldas, por supuesto. Delante de ella, llevarían una máscara. Más tarde descubriría todo esto, pero no era su culpa de que la habían escogido para esa posición.

Comenzó a sentir que todo lo que pasaba le estaba cambiando de una manera negativa, que no podía tener o disfrutar del poco tiempo libre y vida privada porque la estarían llamando a cualquier hora del día y noche, se sentía como una mamá para niños grandes. Quizás esto también formaba parte de su juego, nunca lo sabría. Y lo más triste es que también eran personas extranjeras como ella. Normalmente, tienes empatía porque igual compartes una historia similar, de emigrar de un país a otro, pero eran unas personas egoístas. La gente puede ser muy mala. En ese momento se dio cuenta de que no estaba hecha para estar en un ambiente tan tóxico. Ella no era como ellos y no quería convertirse en persona así. Ella cambiaría de trabajo un año después, tiempo suficiente para reunir experiencia y conocimiento ¡Fue una experiencia increíble, un viaje en montaña rusa!

Estoy aquí ahora mismo, recordando todo esto y sintiendo nostalgia. ¡Que viaje! El entorno en el que uno se encuentra no importa si del trabajo o con amigos, puede influenciarte o incluso llegar a cambiarte. Puede influenciarte de una manera positiva pero también de una negativa.

Un trabajo no debería quitar toda la energía que uno tiene. Debería permitirte, desde todos los puntos de vista, disfrutar de la vida y de las personas que tienes a tu lado.

Simplemente haciendo mi trabajo lo mejor que pude, incluso si ese no era el trabajo de mis sueños, y tratando de ser la mejor versión de mí, recibí esa oportunidad.

Fui quizás la persona adecuada en el momento adecuado, o conocí a las personas adecuadas en el momento justo.

¡ agradecido, compórtese, disfrute, mejore, prospere y ofrece lo mejor de ti mismo porque nunca sabes a quien te encontrarás por el camino!

¿Y tú? ¿Cuál es tu historia?

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