¿Tienes que dejar ver el verdadero “tú”?


“El verano ya casi había acabado. Podía sentir que los días se hacían más cortos y las noches se hacían más largas. La llegada del otoño se acercaba lentamente y con ella, algunos cambios en su vida. No solo cambian las estaciones, sino también la forma en que una persona ve las cosas de una forma u otra.

Un viejo amigo le escribió después de mucho tiempo. Ella lo llama amigo porque no podían ser más que eso, no estaban destinados a ser más, o al menos, en ese momento, ni en un pasado y ni en un futuro cercano, ni siquiera en un futuro en absoluto. De alguna manera, por alguna razón, no quería compartir eso con nadie. No había una razón específica, pero sentía que quería guardárselo para ella, dejar que fuera su pequeño secreto.

Era algo que la hacía feliz, la idea de revivir, después de mucho tiempo, algunos momentos y emociones que tuvo en el pasado, que en su tiempo la hizo sonreír. Consideró que la idea de simplemente hablar de ello, y darle más importancia de la que realmente tenía, solo destruiría el significado que tenía para ella. Esta explicación fue suficiente para ella. Ella no lo compartirá con nadie.

Se sentaron, se miraron y, en algunas situaciones, las palabras simplemente sobran. Pidieron una botella de vino, disfrutaron de una buena cena y, desde ambos lados, las historias empezaron a tomar vida.

Hay personas que consideran que no pueden ser ellos mismos, o al menos no al 100%, frente a sus amigos. Son personas que consideran que al mostrar cómo son realmente, será un gran esfuerzo por parte de sus amigos aceptarlos como son. Es ese miedo a ser rechazado, es ese miedo a no ser aceptado por quién eres, es ese miedo a ser juzgado por quién eres, como eres y por qué haces las cosas que haces.

Todos guardamos nuestros pequeños secretos. Algunos de ellos más grandes y otros no.

El dilema es que si no te muestras cómo eres en realidad, con tus defectos, locuras y cualidades, ¿la gente no ama solo una idea de quién eres de verdad? ¿La gente no acepta a alguien en sus hogares y comparte su vida con una persona que no es quien ellos creen que es?

Y, por otro lado, ¿es injusto no compartir todo con tus amigos? ¿Se supone que eres un mal amigo si no lo haces y un buen amigo por hacerlo? ¿Qué está mal y qué está bien? ¿Está permitido guardar secretos de nuestros amigos? ¿Está permitido, en una amistad, guardarse las cosas solo para uno mismo? ¿Se supone que debemos compartir todo con las personas que amamos? Si decidimos no hacerlo, ¿estamos condenados a vivir una vida en soledad y sin amigos?

¿Los amigos tienen derecho a juzgarte si decidiste no compartir algo con ellos? ¿No se supone que deben aceptarte tal como eres? ¿Tienen derecho a cuestionar tu amistad si decides guardarte algunas cosas para ti? ¿Es eso incluso mentalmente sano vivir con el temor de que las personas que amas, más de lo que quieres admitir, no te van a aceptar por completo?

¿No es demasiado agotador fingir que eres alguien completa o ligeramente diferente? ¿No es agotador controlar siempre lo que uno hace y lo que dice, cómo se comporta y lo que muestra a los demás?

Por otro lado, ¿realmente se supone que debemos hablar de todo lo que está pasando en nuestra vida? Si lo compartimos todo, ¿qué nos queda, que es lo que queda para uno mismo? ¿Qué permanece puro para pensar en la noche cuando te vas a dormir? ¿Qué permanece puro que no está influenciado por las opiniones de los demás? ¿Qué permanece puro que no está influenciado por opiniones de personas que conocen solo la mitad de la historia, solo una versión?

Algunas personas cogen confianza mucho más rápido que otras; algunas personas pueden estar lastimadas más que otras, y algunas personas tienen miedo de romperse aún más solamente con la más mínima idea de no ser aceptadas o comprendidas. Algunas personas deciden que incluso si esto será una de las cosas más difíciles que han hecho en toda su vida, compartirán sus secretos contigo incluso con el riesgo de perder a esa persona.

Estaban terminando una botella de vino, a medianoche, cuando decidieron dar un paseo en la noche oscura, en la noche que se estaba volviendo más fría y negra, y dos personas diferentes hablando del mismo tema y compartiendo una idea, una opinión completamente diferente de cómo debería ser una amistad y cómo se supone que una persona debe comportarse.

Esa noche terminó, tomaron dos caminos separados como ya lo hicieron hace mucho tiempo, pero la conversación y el tema aún resuenan en su cabeza, de una forma u otra, de vez en cuando.”

Estoy aquí ahora mismo, con el sonido del viento en la ventana, tratando de organizar mis pensamientos de tal manera que tengan sentido, no solo para mí, sino también para los demás. Hay mil preguntas, y puedo encontrar mil respuestas, y definitivamente de otras personas, podré escuchar miles de otras opiniones.

Y las cosas son como son, no hay bien y no hay mal, no hay ningún “tiene que ser” y ningún “no debería”, no hay reglas en una amistad. Para conectar profundamente con una persona es importante que te muestres como eres y que también aceptes a la otra persona como es.

No somos nadie para juzgar, no somos nadie para exigir, no somos nadie quien puede llegar a culpar si una persona decide que simplemente no es el momento adecuado para hacerlo, para compartir y enseñar más de uno mismo si no siente eso, y debemos tratar de entender esto y aceptar las cosas, así como son.

En el momento en que decidamos que al menos deberíamos intentarlo, que no tiene nada de malo ser vulnerable a veces, que no tenemos nada a lo que temer, será el momento en que nuestras debilidades nos hagan más fuertes.

¿Cuál es tu historia?

Versión en ingles: https://journeywithmada.com/story-nr-26

Versión en rumano: https://journeywithmada.com/povestea-nr-26