Una forma diferente de definir el concepto “relación” a una edad diferente
“Después de pasar varios días en España, iba de regreso a su casa. Ella reservó un coche compartido hasta Madrid, eso suponía que debía pasar más de 2 horas con un extraño en el auto, pero a veces un extraño puede convertirse en alguien que conoces y alguien que conoces puede convertirse en un amigo.
Ella vino a recogerla y desde el principio tuvieron una bonita conversación. Tenía cuarenta y tantos años, comenzando los cincuenta, pero estaba en muy buena forma. Ella viajaba mucho por España, pero también fuera del país cada vez que tenía la oportunidad y el dinero, claro.
Tenía una camioneta pequeña, un perro, le encantaban los animales y casi todos los fines de semana cuando tenía algo de tiempo libre, tomaba la camioneta e iba a la montaña y hacer largar caminatas.
Ella estuvo casada una vez y tuvo dos hijos de ese matrimonio. Ahora, ella estaba divorciada, pero mantenía una relación con alguien. Los niños estaban creciendo y se dio cuenta de que en unos años ellos harán su propia vida y ella se quedara sola en una casa enorme. También ahora, cuando eran adolescentes, preferían pasar el tiempo e irse de vacaciones con los amigos en lugar de quedarse en casa con ella. Ella sabía que este es el curso natural de la vida.
Después de divorciarse de su esposo, comenzó una relación. Pasó por un período muy difícil porque le diagnosticaron cáncer. Esa persona estuvo a su lado todo el tiempo y le ofreció su apoyo en todo momento, desde principio hasta el final.
Algo faltaba, se sentía vacía por dentro, sentía que no era lo correcto continuar con esa relación. Ella se preocupaba mucho por él, pero no estaba segura de sí era verdaderamente amor o la necesidad de tener a alguien a su lado y no estar sola, si era solamente la gratitud hacia él por todo el soporte recibido cuando ella más lo necesitaba.
Ella sentía que era una persona mala e ingrata por siquiera pensar en terminar con esa relación porque él la quería de verdad. ¿Pero era eso amor? Aunque se sentía horrible, acabo con esa relación. Continuaron siendo amigos porque compartían los mismos hobbies y se querían el uno al otro.
Cuando descubrió después de un tiempo que él comenzó a salir con otra mujer, sintió celos, o era solamente su ego, y lo llamó de nuevo. Aun así, después de que retomaron la relación, se sintió incompleta, simplemente sentía que no era lo correcto. Por segunda vez, después de reconocer realmente cuál era su problema y que el problema estaba dentro de ella, se dio cuenta de que lo necesitaba para lidiar con eso era estar completamente sola. Fue muy honesta y se sinceró con él. ¡Seguían siendo amigos! La sinceridad se agradece mucho, incluso en situaciones difíciles.
Se dio cuenta de que el único problema era su miedo a estar sola. Después de dedicar toda su vida a los demás, a su marido, a su matrimonio, a sus hijos, a su familia, tenía mucho miedo a la soledad. El marido con el que formó una familia ya no estaba, los niños iban creciendo y haciéndose independientes, no la necesitaban como cuando eran pequeños.
Empezó a hacer más cosas por sí misma. Al principio, empezó solo con pequeñas caminatas, luego las pequeñas caminatas se convirtieron en caminatas más largas, más lejanas, las largas caminatas se convirtieron en todo un día al aire libre, los días se convirtieron en fines de semana donde ella tomaba su camioneta y viajaba a algún lugar. Y así descubrió que puede ser más que feliz sola. Ella no necesitaba a nadie. Y, una vez que estés feliz y autosuficiente contigo mismo, puedes contribuir a la felicidad de los demás.
Ahora ella estaba en una relación, una relación a distancia. Este hecho no supuso para ella nada negativo. Ella realmente lo estaba disfrutando. ¿Por qué?
A su edad, las prioridades fueron, son y serán siempre sus hijos. Entonces, la persona que decida tener una relación con ella debe ser consciente de que siempre estará en un segundo lugar, y esto es completamente normal cuando tienes hijos. Él también tenía una hija, por lo que entendió perfectamente su situación.
Compartían las mismas aficiones así que cada vez que tenían tiempo y querían verse tomarían la camioneta y se iban a pasar el fin de semana juntos.
Ambos tenían su vida agitada y su rutina durante la semana debido al trabajo y las cosas diarias que se supone que uno debe hacer, y no forzaban en ningún momento la situación si no sentían que querían estar juntos o pasar tiempo con el otro. Sin verse todos los días o con tanta frecuencia, cada vez que se volvían a encontrar, disfrutaban tanto porque tenían tiempo de extrañar a la otra persona. Sin transmitir el estrés del trabajo a la otra persona, su relación era increíble.
Porque se veían de vez en cuando, ofrecían lo mejor de ellos al otro y disfrutaban de cada momento juntos. El deseo de hacer feliz a la otra persona y de mostrar la mejor versión de uno mismo, de dar cariño y mimos era más fuerte e intensa que en las parejas que se ven todos los días. Para ellos era perfecto, así como estaba, sin ataduras, sin etiquetas, sin estrés y sin obligaciones.
¡Y llegó a Madrid y la historia acabará pronto!”
Estoy aquí ahora mismo, en un café al azar en esta ciudad que se vuelve más concurrida con el paso de los días. La gente viene y se va y, a veces, un extraño puede convertirse en un amigo. A veces, descubres que te ves reflectada en la otra persona, en la forma de pensar, los valores que tiene, el estilo de vida, el comportamiento, la mentalidad, las cosas que logró y los sueños que tiene. Y te das cuenta de que, en un mundo tan inmenso, siempre encontrarás a alguien que te enseñe algo. ¡Simplemente tienes que escuchar!
Es muy diferente el concepto que tenemos de una relación cuando tenemos veintitantos años y esto puede cambiar cuando llegamos a los cincuenta. Las prioridades cambian y también cambian los valores que buscas en una persona. No te fijas tanto en el aspecto físico y buscas más en el interior de una persona.
Estás en busca de un compañero con quien compartir algunos momentos de tu vida, pero no es una necesidad porque ¡eres más que suficiente! Te das cuenta de que estás viviendo esta vida para los buenos momentos, y no por mucho tiempo.
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